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Relaciones Exteriores 



 

Nuevas tendencias en el desarrollo de las relaciones con los países de primera importancia para China


Relaciones chino-estadounidenses

En 2001, las relaciones chino-estadounidenses sufrieron altibajos y experimentaron un proceso extraordinario. La colisión de aviones y los atentados terroristas del 11 de septiembre ejercieron una importante influencia sobre dichos vínculos. Merced a los esfuerzos conjuntos de los dirigentes de ambos países, las relaciones mejoraron en gran medida en la segunda mitad del año.

Transcurridos 30 años de la histórica visita del presidente estadounidense Richard Nixon a China, el actual mandatario de EE.UU., George W. Bush, realizó una visita de trabajo a China del 21 al 22 de febrero de 2002. Este fue un acontecimiento primordial en las relaciones bilaterales, con un significado transcendental para la promoción del desarrollo de las relaciones cooperativas y constructivas en el nuevo siglo.

Los Jefes de Estado de los dos países apreciaron altamente el desarrollo de las relaciones bilaterales. El Presidente chino Jiang Zemin expresó en la ocasión: “La tendencia del desarrollo de las relaciones bilaterales es positiva, para satisfacción de los pueblos chino y estadounidense y en general de todo el mundo”. Por su parte, el Presidente Bush dijo ante los medios informativos chinos y extranjeros: “Nuestras relaciones son maduras, y de respeto mutuo, lo cual es muy importante para los dos países y el mundo”. Calificó asimismo de “muy buenas y activas” las negociaciones con el Presidente Jiang.

Ambas partes definieron la nueva agenda para seguir promoviendo la reunión política de alto nivel. También consultaron la visita próxima del vicepresidente Hu Jintao y la visita en octubre del Presidente Jiang Zemin a EE.UU. El intercambio de visitas frecuentes de los dirigentes de los dos países indican la aparición de una buena tendencia al desarrollo de las relaciones bilaterales.

Al decidir mantener el diálogo estratégico de alto nivel, los dos Jefes de Estado también convinieron en desarrollar el intercambio y la cooperación en los campos de la economía, el comercio, los energéticos, la ciencia y la tecnología, la protección ambiental y la prevención del SIDA, y emprender diálogos estratégicos sobre la economía regional y los problemas financieros. Decidieron celebrar reuniones de los tres comités conjuntos de economía, comercio y ciencia y tecnología en el año 2002.

Los dos presidentes discutieron el tema del antiterrorismo, mantuvieron consenso sobre el incremento de consultas y la cooperación partiendo del beneficio mutuo y bilateral, y estuvieron de acuerdo en perfeccionar el organismo de intercambio antiterrorista y cooperativo a mediano y largo plazo. El Presidente Bush expresó de nuevo su agradecimiento por el apoyo y la cooperación brindada por China a EE.UU. en la lucha antiterrorista internacional.

El 19 de octubre de 2001, el Presidente Jiang Zemin y su colega estadounidense se entrevistaron durante la Cumbre Informal de la CEAP en Shanghai, donde alcanzaron consensos en diversos campos, trasladando las relaciones chino-estadounidenses una órbita de normalidad, a la vez que los lazos bilaterales comenzaban a evidenciar una tendencia al desarrollo activo. Ambas partes llegaron al consenso de esforzarse conjuntamente por desarrollar las relaciones de cooperación constructivas chino-estadounidenses, rumbo que deberá primar en el desarrollo futuro de los lazos bilaterales.

A pesar de la desaceleración de la economía mundial en 2001 y la recesión económica estadounidense, las relaciones económicas y comerciales entre los dos países mantuvieron un buen ritmo de desarrollo. Según estadísticas de la aduana china, el volumen de intercambio comercial bilateral de enero a octubre de 2001 fue de 66,800 millones de dólares, para un aumento del 8.9 por ciento en comparación con el año anterior. En cuanto a la inversión, en los primeros tres trimestres, EE.UU. realizó 1,872 nuevos proyectos en China, con una inversión real de 3,183 millones de dólares, lo que representó un incremento del 37.76 por ciento frente al mismo período del año previo.

En noviembre de 2001, China ingresó oficialmente a la Organización Mundial del Comercio (OMC). Esto es de vital importancia para China y EE.UU, pues de tal forma se ha anulado la verificación anual del status de nación más favorecida de China, eliminando de esta manera el factor político artificial que afecta las relaciones comerciales chino-estadounidenses, fortaleciendo la estabilidad de las mismas. El ingreso de China a la OMC será una fuerza motriz que promoverá el ulterior desarrollo de la cooperación económica y comercial entre los dos países.

En 2001, arrojaron un saldo alentador el intercambio y la cooperación bilateral en los campos de la cultura, la educación, la ciencia y la tecnología, la salud pública y los deportes, y se han estrechado los contactos entre los pueblos de ambos países.

En la actualidad, la divergencia principal entre China y EE.UU. se concentra en cuatro aspectos: el problema de Taiwan, la no proliferación de armas de destrucción masiva y su tecnología, el sistema de defensa antimisiles y los derechos humanos.

En noviembre de 2001, el Senado de EE.UU. decidió postergar para indefinidamente la votación sobre el llamado proyecto revisado de “No proliferación de China”. China siempre se ha opuesto a la proliferación de las armas de destrucción masiva, y ha ejercido el estricto control sobre proyectos y materiales correspondientes, de acuerdo con su propio comercio militar y prevención de la proliferación, así como compromisos internacionales al respecto, haciendo debidas contribuciones a la prevención de la proliferación internacional. La parte china se opone enérgicamente a las intenciones de algunos senadores norteamericanos de intervenir en los asuntos internos de China y destruir las relaciones bilaterales utilizando el tema de la no proliferación. Los hechos también han demostrado la poca perspectiva de triunfo y la impopularidad de los pocos senadores norteamericanos que intentaron promover la aprobación por parte del Congreso estadounidense del proyecto revisado de “No proliferación de China”, sin considerar las grandes contribuciones hechas por la parte china a la prevención de la proliferación, con el fin de destruir el perfeccionamiento y el desarrollo de las relaciones chino-estadounidenses.

El 20 de enero de 2002, el secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, publicó el plan del Sistema de Defensa Nacional Antimisiles y el Sistema de Defensa Regional Antimisiles, y exigió revisar a este tenor el Tratado sobre Misiles Antibalísticos. Esta decisión estadounidense es desfavorable para el control internacional de armamentos y los esfuerzos del desarme, y ejercerá amplias y profundas influencias negativas sobre el equilibrio y la estabilidad estratégicos mundial y regional en el siglo XXI. China ha expresado su profunda preocupación, considerando que el desarrollo, la disposición y la interferencia del sistema de defensa antimisiles, que tiene potencial de defensa estratégica, no sólo no fortalecerán la seguridad e impedirán la proliferación de los misiles, sino que, por el contrario, afectarán la seguridad y estimularán la proliferación de los mismos, además de lesionar el espíritu del Tratado sobre Misiles Antibalísticos. China también cree que el despliegue conjunto por parte de EE.UU. y algunos países correspondientes del sistema avanzado de defensa antimisiles perjudicará seriamente la paz y la estabilidad regionales. China reitera especialmente que la venta de cualquier sistema de armas incluido el sistema de defensa regional antimisiles a la provincia china de Taiwan, por parte de cualquier país, será una invasión seria a la soberanía nacional y la integridad territorial de China, y encontrará sin duda la fuerte oposición del pueblo chino. La parte china urge a la parte estadounidense a observar los principios de los tres comunicados conjuntos chino-estadounidenses y los compromisos correspondientes.

El problema de Taiwan siempre ha sido el tema más importante y más sensible en las relaciones chino-estadounidenses. La observación estricta de los tres comunicados y el tratamiento prudente y adecuado del problema de Taiwan son la clave para garantizar el desarrollo sano y estable de las relaciones bilaterales. Respecto al problema de Taiwan, los diversos gobiernos de EE.UU. siempre han hecho compromisos claros en el sentido de persistir en el principio de una sola China y observar los tres comunicados conjuntos, además de no apoyar la “independencia” de la isla. La parte china presta mucha atención a los mencionados compromisos y más atención a su puesta en práctica.

En marzo de 2002, el vocero del Departamento de Estado de EE.UU. declaró que el país seguiría ayudando a Taiwan a “participar” en la Organización Mundial de la Salud (OMS). China considera que la OMS es una institución especial de la ONU a la que sólo los países soberanos pueden ingresar. Taiwan, siendo parte de China, no está capacitado para participar en esta organización. Desde 1997, la asamblea de la OMS ha rechazado por cinco años consecutivos la llamada propuesta sobre la participación de Taiwan en la misma. La comisión ejecutiva de la OMS, celebrada en enero de 2002, declinó nuevamente una propuesta similar. Ello ha demostrado que la actitud del Gobierno chino en este problema ha ganado el entendimiento y el apoyo de la abrumadora mayoría de los países. Las autoridades de Taiwan han intentado obtener objetivos políticos aprovechando el asunto de la salud y crear “dos Chinas” o “una China y un Taiwan” en la OMS. Cualquier palabra o acción que apoye o promueva la “participación” de Taiwan en la OMS constituye una agresión a la soberanía y la integridad territorial china, así como una intervención en los asuntos internos del país.

En septiembre de 2001, un alto funcionario del Departamento de Defensa estadounidense declaró que su país implementará firmemente el Acta de Relaciones con Taiwan y cumplirá sus compromisos respecto a la defensa cooperativa con la isla. La parte china no puede menospreciar la determinación y la capacidad de EE.UU. en cuanto a la defensa cooperativa con Taiwan. China reitera que el problema de Taiwan es puro asunto interno del país, y ningún otro país tiene derecho a intervenir. La parte estadounidense se ha comprometido con toda seriedad ante la parte china sobre el problema de Taiwan. China espera que EE.UU. cumpla con sus compromisos, y haga más esfuerzos favorables a la paz y la estabilidad de la isla y al sano desarrollo de las relaciones chino-estadounidenses.

El Gobierno chino sigue persistiendo en el principio fundamental de la “reunificación pacífica, y un país dos sistemas” y las ocho propuestas del Presidente Jiang Zemin para resolver el problema de Taiwan, y no permite a persona o fuerza alguna que separe a Taiwan de China. Hay que señalar que la oposición a la “independencia de Taiwan” y la búsqueda de la estabilidad y el desarrollo son expresión genuina de la voluntad de la sociedad de Taiwan, y cada vez más norteamericanos se han dado cuenta de ello. El Gobierno estadounidense debe responder a la corriente de la época y apoyar la reunificación pacífica de China. La solución cuanto antes del problema de Taiwan no sólo se corresponde con los intereses de China, sino que también favorece la paz, la estabilidad y el desarrollo de la región de Asia y el Pacífico, así como a EE.UU.